Póster |
Juan C. Tardío.
La biopsia hepática mostró un parénquima con una arquitectura general conservada. Los espacios porta exhibían expansión fibrosa y un infiltrado inflamatorio centrado por ductos biliares interlobulares y formado por linfocitos, células plasmáticas y eosinófilos (Fig.1), con presencia de algunos granulomas epitelioides no necrotizantes (Fig.2). Existía daño ductal focal, con permeación por linfocitos y poliseriación, marcada eosinofilia o vacuolización citoplásmica del epitelio biliar (Fig.3 y 4). En uno de los espacios porta podía observarse una colangitis de tipo fibroso, con fibrosis concéntrica en "capas de cebolla" en torno a un ducto biliar interlobular (Fig.5). No se encontró proliferación colangiolar. Había necrosis erosiva de tipo linfocítico de grado leve (Fig.1). El lobulillo mostraba un discreto infiltrado linfocitario con aisladas necrosis hepatocitarias parcheadas (Fig.6). El diagnóstico histológico fue colangitis destructiva no supurativa crónica en estadio 1.