Comunicación |
Olivar Buera, M. Roig Alvaro, J. Velasco Albendea, J. Vidal Puga, C.
La anisakiasis es una infección causada por la larva de un nemátodo de la familia Anisakidae, cuya compleja y confusa taxonomía no será objeto de esta comunicación, sino, sus aspectos clínico-patológicos característicos. La enfermedad se produce por ingestión de pescado o crustáceos crudos, ahumados, salados, marinados, en vinagre o con escasa cocción, que son huéspedes intermedios de dichas larvas, siendo los mamíferos acuáticos y otros anfibios, reptiles o aves, los huéspedes definitivos de las formas adultas en su aparato digestivo( 1 ). La larva en el humano ulcera la mucosa y penetra en la pared muscular alcanzando serosa y grasa mesentérica. Los síntomas varían en función del lugar en el que el parásito asiente, pudiendo simular úlcera péptica, obstrucción intestinal, apendicitis, perforación u otros cuadros. Se presenta, generalmente, como una patología aguda en las primeras 24 horas tras la ingesta del alimento contaminado. El diagnóstico se realiza por la visualización directa del parásito durante la gastroscopia, en la pieza quirúrgica o en el estudio microscópico( 1,2 ). La afectación intestinal generalmente conlleva una intervención quirúrgica de urgencia, observándose una pared intestinal engrosada, edematosa, con depósitos fibrinoides, abscesificación de la grasa mesentérica y ganglios linfáticos hiperplásicos. En el estudio histopatológico destaca un patrón de enteritis eosinofílica difusa con abscesos eosinófilos en la forma aguda, pudiéndose observar reacciones granulomatosa a cuerpo extraño en las lesiones de más larga evolución( 1,2,3 ). La larva, cuando se detecta, tiene un longitud de hasta 50 mm y un diámetro de un milímetro o más. Se caracteriza, cuando no se encuentra necrosada, por una gruesa cutícula, amplias cuerdas laterales en Y, células musculares, tubo intestinal con células columnares altas, glándula excretora en la región anterior y ausencia de huevos u organos reproductores( 1,2 ).