VI Congreso Virtual Hispanoamericano de Anatomía PatológicaVI Congreso Virtual Hispanoamericano de Anatomía PatológicaVI Congreso Virtual Hispanoamericano de Anatomía PatológicaVI Congreso Virtual Hispanoamericano de Anatomía PatológicaVI Congreso Virtual Hispanoamericano de Anatomía PatológicaVI Congreso Virtual Hispanoamericano de Anatomía PatológicaVI Congreso Virtual Hispanoamericano de Anatomía Patológica
ConferenciasTrabajos para el congresoForo para Tecnólogos
Convocatoria
Introducción
Comités
Inscripción
Entrada de trabajos
Auspicios
Cuba en CONGANAT
Área de descanso
Ediciones anteriores

 

 

 

 

 


CUBA EN CONGANAT

Apuntes sobre la ciencia patológica en Cuba | Papel de Cuba en los CVHAP


Apuntes sobre la ciencia patológica en Cuba

Dra. Mylene Cabrera Morales, Hospital Salvador Allende, La Habana
Dra. Rosa María Segismundo Rodríguez, Facultad de Estomatología, La Habana
Dr. Reynaldo Álvarez Santana, Hospital Hermanos Ameijeiras, La Habana

1. Orígenes de las ciencias patológicas en Cuba y su desarrollo en el siglo XIX
2. Las ciencias patológicas en Cuba en el siglo XX antes de 1959
3. Período posterior a 1959


1. Orígenes de las ciencias patológicas en Cuba y su desarrollo en el siglo XIX

Desde las últimas décadas del siglo XVIII ya se realizaban en Cuba autopsias macroscópicas en fallecidos de fiebre amarilla, lo que puede ser demostrado documentalmente.

El doctor Tomás Romay Chacón escribió una Disertación sobre la fiebre amarilla, llamada vulgarmente Vómito Negro, enfermedad epidémica en las Indias Occidentales. Esta disertación se presentó ante la Junta de Gobierno de la Sociedad Patriótica de La Habana, el día 5 de abril de 1797 y fue publicada ese mismo año en la Imprenta de la Capitanía General. Se considera que esta monografía es la que inicia la bibliografía médica cubana. En su capítulo II, Descripción del vómito negro, aparece el primer informe de una autopsia hecha en Cuba. Allí dice:

"Abierto en el hospital de San Isidro, el cadáver de un soldado que tendría como 30 años de edad y habiendo fallecido 6 horas antes, a los 7 días de enfermedad, se halló la sangre contendida en los vasos del omento y de la vena porta, obscura y muy líquida.

El hígado poco mayor que en el estado natural, endurecido, amoratado y agangrenada la parte cóncava. Del mismo modo estaba el ventrículo, el duodeno, el íleo, y aquella porción del mesenterio más inmediata a este intestino. La vexiga de la hiel y el conducto choledoco se encontró lleno de una bilis espesa y negra como café fuerte. El pulmón y también el diafragma estaba inflamado por donde se aproxima al hígado. El pericardio derramó un licor seroso amarillo, demasiado espeso y abundante. El cutis se puso más amarillo que antes de morir y lleno de unas manchas moradas que parecían contusiones.

Algunos de los facultativos que presenciaron esta disecación atestaron, que en la epidemia del año 80 [1780] habiendo abierto varios cadáveres encontraron los mismos fenómenos".

Por esta importante cita podemos afirmar que desde 1780 los médicos cubanos realizaban autopsias macroscópicas con la finalidad de aclarar en el cadáver el diagnóstico clínico hecho en vida del enfermo.

Dichas prácticas se continuaron por lo menos en La Habana, en las siguientes décadas del siglo XIX. Los doctores Nicolás J. Gutiérrez Hernández y Agustín Encinoso de Abreu y Reyes Gavilán, estudiaron la primera epidemia de cólera sufrida en 1833. En 1843 publicaron la Monografía histórica del cólera morbo en La Habana, en la cual incluyen, junto al estudio clínico de los enfermos, las descripciones anatomopatológicas de los órganos de los fallecidos.

Estas autopsias sin embargo no sólo se hacían durante las epidemias y a fallecidos innominados sino también a notabilidades de la época como el obispo de La Habana, Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa, fallecido en La Habana el 24 de marzo de 1830. El doctor Nicolás J. Gutiérrez le realizó una minuciosa necroscopia cuyo informe publicó muchos años después, en 1879, en la revista Crónica Médico Quirúrgica de La Habana .

Lo que reafirma el conocimiento y la práctica de una rama cualquiera del conocimiento humano lo es, indiscutiblemente, su inclusión en la enseñanza superior. En el plan de estudios de 1863, segundo puesto en vigor en la Facultad de Medicina de la Real y Literaria Universidad de La Habana en el siglo XIX, es que se comienzan a impartir materias de Anatomía Patológica en la cátedra de Patología General, que a partir de entonces recibirá el nombre de Patología General con su clínica y Anatomía Patológica, correspondiente al tercer año de la carrera.

En 1880 ocurre un hecho de gran importancia para el desarrollo de las ciencias patológicas en Cuba y fue que en el plan de estudios puesto en vigor ese año se incluyó, en el séptimo de la carrera o Período del Doctorado, la asignatura Ampliación de la Histología Normal y Patológica y se le encargó su impartición al Dr. Felipe F. Rodríguez Rodríguez, verdaderamente el primer patólogo cubano.

El Dr. Rodríguez Rodríguez, que desde 1870 desempeñaba la cátedra de Anatomía General e Histología, fundó en La Habana en 1877 el primer laboratorio de análisis clínicos donde contó con un microscopio que había traído de París.

Aunque la primera referencia sobre el microscopio en Cuba es de 1829, cuando en el Diario de La Habana se anuncia su exhibición en los portales de su imprenta, no tenemos ninguna noticia sobre su empleo al servicio de la medicina sino hasta 1858, cuando nuestro entonces joven investigador doctor Carlos J. Finlay Barrés utiliza, en sus iniciales estudios sobre fiebre amarilla, el que había traído en 1855 a su regreso de los Estados Unidos.

Igualmente no tenemos ninguna noticia sobre la utilización del microscopio en el estudio de los tejidos humanos, sanos o enfermos, antes del adquirido por el doctor Felipe F. Rodríguez. Este fue, sin lugar a dudas, el primero que se empleó en la enseñanza universitaria en nuestro medio, pues en 1883, tres años después de tomar posesión de su cátedra de Ampliación de la Histología Normal y Patológica, solicitó permiso del Gobernador Superior Civil para completar a sus alumnos, en su laboratorio particular, la enseñanza práctica de esta materia "sin mediar en ello otro interés que el de la difusión de la enseñanza de su asignatura", como se hace constar en un documento firmado por el Rector de la Universidad de La Habana.

En el plan de estudios de 1887 se suprime la cátedra de Ampliación de la Histología Normal y Patológica en el período del Doctorado y se independizan estas materias de la cátedra de Patología General con su clínica, en tercer año, para quedar constituida entonces una sola cátedra con dos asignaturas, Histología e Histoquimia 1er. curso, en primer año y Anatomía e Histología Patológicas en tercero, con cuya disposición llegará dicha enseñanza hasta el final del siglo XIX.

Los Profesores encargados de su impartición fueron los doctores Felipe F. Rodríguez y Francisco I. Vildósola González, este último brillante histoquímico, histólogo, patólogo y bacteriólogo cubano, discípulo de Pasteur y Chantemesse en París.

Para dar una idea de la importancia que se le daba a lo histórico y conceptual en la enseñanza de la Anatomía Patológica en esta época es de señalar que el programa de la asignatura en 1881, en sus primeras conferencias abarcaba:

"Definición de la Anatomía Patológica. Su importancia y ventajas que reporta a la Medicina. Historia de la Anatomía Patológica. Creación de ella por los Asclepíades. Sus progresos en Egipto. Trabajos de Herófilo y Erasistrato. Trabajos de Celso, Areteo y Galeno. Progresos de la Anatomía Patológica en la Edad Media. Epoca del Renacimiento. Eminencias científicas que la perfeccionaron. Fuentes de la Anatomía Patológica. Progresos que ha dado a las Ciencias Médicas y a la Anatomía General el uso del microscopio. División de la Anatomía Patológica en general y especial. Subdivisión de la especial en Histología Patológica y Anatomía Patológica Topográfica. La microscopía y la química patológicas. Base de la clasificación que se debe adoptar para la agrupación de las alteraciones morbosas. Método de Andral. Diferencia del Cruveilhier".

Otro hecho de extraordinaria importancia en el desarrollo de la
Anatomía e Histología Patológicas en Cuba lo constituyó, indiscutiblemente, la fundación el 8 de mayo de 1887 del Laboratorio Histo-Bacteriológico e Instituto Anti-rábico de la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana, por el doctor Juan Santos Fernández Hernández, en parte de la antigua Quinta de Toca, de su propiedad, situada en la actual avenida Salvador Allende.

Allí se formaron los verdaderos primeros patólogos de Cuba y entre ellos su principal figura el doctor Julio San Martín y Carriere, que publicó en 1888 su notable Tratado Elemental de Técnica Histológica, que según el sabio bibliógrafo Carlos M. Trelles Govín es el primer libro de su clase escrito en castellano y que fue texto en la Universidad de Buenos Aires.

La producción científica, tanto en Histoquímica como en Histología y Anatomía Patológicas, producto de las investigaciones realizadas en dicho laboratorio, apareció en la revista Crónica Médica Quirúrgica de La Habana, también propiedad del sabio oftalmólogo cubano doctor Juan Santos Fernández Hernández, el más fecundo de los publicistas médicos de Cuba.

Inicio

2. Las ciencias patológicas en Cuba en el siglo XX

El plan de estudios de 1899, conocido como Plan Lanuza, llevó al frente de la cátedra de Histología e Histoquimia y Anatomía e Histología Patológicas al doctor San Martín Carriere, el cual fue ratificado en su cargo por el Plan Varona, puesto en vigor al siguiente año. Este eminente Profesor llegó a escribir el primer texto cubano sobre la materia de su cátedra, parte del cual llevó a sus alumnos en forma de cuadernillos con el título de Lecciones de Histología Normal y Patológica, pero su prematura muerte ocurrida en La Habana el 18 de enero de 1905 impidió su publicación total e ilustrada.

La muerte del Profesor San Martín fue una desgracia para la enseñanza de las ciencias patológicas en la Universidad de La Habana, de la que no se repondría hasta casi dos décadas después. En 1923 se dividió la cátedra en dos: Histología Normal, impartida en primer año y Anatomía e Histología Patológicas, en tercero. Al frente de esta última ascendió el antiguo Profesor Auxiliar doctor José E. Casuso y Oltra, notable cirujano general de grandes relaciones políticas (era Representante a la Cámara) quien logró por ley del Congreso de la República que se creara el 24 de junio de 1924 el Instituto del Radium "Juan Bruno Zayas" o Centro Anticanceroso del Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, aclarándose en la ley de su creación que el director del mismo lo sería el Profesor Titular, jefe de la cátedra de Anatomía e Histología Patológicas.

A la muerte del doctor Casuso y Oltra el 19 de septiembre de 1928, después de casi cinco años de notable labor en la aplicación de radium en el Instituto por él creado, asciende a Profesor Titular jefe de la cátedra y director del Instituto la más brillante figura de las ciencias patológicas en Cuba en las siguientes tres décadas, el doctor Nicolás Puente Duany, autor de 6 libros, 7 monografías, 4 folletos docentes y 266 artículos científicos en publicaciones nacionales y extranjeras.

He aquí una relación de sus libros: Notas sobre cáncer y tumores (1931); Compendio práctico sobre la enfermedad de Hodgkin (1936); Linfosarcoma y linfosarcomatosis de los riñones (1941); Cáncer de la mama (1945); Técnica de Autopsias e Histo-Patológicas, 5 ediciones hasta 1951 y su extraordinaria Anatomía Patológica. General y Especial, en dos volúmenes, 1006 páginas, 834 figuras, en su casi totalidad originales y 3 ediciones hasta 1953 y sus monografías: El grupo indeterminado de las afecciones malignas de los ganglios linfáticos (1937); Endoteliomas y aspectos endoteliomatosos de los ganglios linfáticos (1938); Herencia y constitución (1938); Linfosarcoma del estómago (1940); Linfosarcoma de las glándulas mamarias (1941); Monografía sobre estudios radiológicos del linfosarcoma gastrointestinal (1947) en colaboración con el doctor Gonzalo Elizondo Martell y Siringocistoadenoma papilar (1955), así como su producción científica total, constituyen la obra más acabada sobre Anatomía Patológica y Oncología producida por un cubano.

Otra gran figura de la Oncología en Cuba y el máximo exponente de la lucha contra el cáncer en nuestro país lo fue el doctor Emilio Martínez y Martínez, Profesor de Patología Médica en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana, fundador de las cátedras de Microscopía y Química Clínica y Enfermedades de la Laringe, Oídos y Fosas Nasales, Decano de la Facultad de Medicina, quien también ocupó los más altos cargos de la salud pública cubana de su tiempo: Director Nacional de Sanidad, Director Nacional de Beneficencia y Secretario de Sanidad y Beneficencia.

A su esfuerzo se debió, en gran parte, la creación de la Liga contra el Cáncer, bajo los auspicios del IV Congreso Médico Nacional, el 11 de marzo de 1925. Esta noble institución, integrada por su Junta de Patronos, Junta de Gobierno y Comité de Damas, reunió en su seno altas personalidades de la burguesía más adinerada del país, logró desarrollar una labor de divulgación verdaderamente importante en folletos, y carteles. Su Boletín Científico, fundado y dirigido por el Profesor Emilio Martínez, se publicó mensualmente desde enero de 1926, constituyó una de las publicaciones médicas más importantes de Cuba y en él está recogida la casi totalidad de la bibliografía oncológica cubana de su época.

Tres años después, el 7 de marzo de 1928, por decreto presidencial se creó el Instituto del Cáncer de La Habana, que fue e inaugurado oficialmente un año después, el 19 de mayo de 1929 en un edificio construido para él en terrenos del Hospital General Calixto García (donde hoy está la biblioteca de dicha unidad hospitalaria). El director fue el Profesor Emilio Martínez, quien estuvo estrechamente ligado a la institución que tanto había ayudado a fundar y que tanto amaba, hasta el día antes de su muerte, el 8 de diciembre de 1948, a la avanzada edad de 84 años.

El Dr. Zoilo Marinillo Vidaurreta presentó su curriculum ante la Comisión Permanente de Adscripción, la que elevó su propuesta favorable a la Junta de Gobierno de la Facultad de Medicina y fue aprobada en sesión del 27 de abril de 1944, para ingresar en esa fecha en la carrera Profesoral como adscrito a la cátedra de Anatomía e Histología Patológicas. Un año después, en 1945, marcha a los Estados Unidos de Norteamérica donde en el Memorial Cancer de New York, prestigiosa institución en el estudio del cáncer, muy recomendada por el Profesor Emilio Martínez, realiza los dos años de residencia para especializarse en Oncología. A su regreso a La Habana continúa su labor docente, ahora como instructor de la misma cátedra y dos años más tarde el claustro de la Facultad de Medicina, en sesión ordinaria de 8 de febrero de 1949, le otorgó certificado de aptitud como instructor, para continuar desde entonces como asociado en la cátedra regenteada por su maestro el Profesor Nicolás Puente Duany.

Los méritos en ascenso del Dr. Marinillo lo llevan en 1950 a obtener una plaza de cancerólogo del Instituto del Radium Juan Bruno Zayas, del Hospital Nuestra Señora de las Mercedes. Ahí estrechó aún más sus relaciones en lo docente e investigativo con el Profesor Puente Duany y la cátedra de Anatomía e Histología Patológicas, lo cual sería de una gran importancia en su desarrollo científico, y le permite completarse como una gran figura de la cirugía oncológica de nuestro país.

Inicio

3. Período posterior a 1959

Al producirse el triunfo revolucionario el 1 de enero de 1959, el Profesor Marinello desempeñaba su cargo de médico oncólogo del Instituto del Radium Juan Bruno Zayas; colaboraba en la docencia como asociado a la cátedra de Anatomía e Histología Patológicas y ejercía, con muy buena acogida, la medicina privada en su consultorio y gabinete de radioterapia de la calle K, número 420, en El Vedado.

En el ejercicio de estas funciones está cuando se produce, el 29 de julio de 1960, la borrascosa reunión del claustro de Profesores de la Facultad de Medicina, en la que gran parte del mismo se declara en rebeldía contrarrevolucionaria al negarse a aceptar, la sustitución del Consejo Universitario por la Junta Superior de Gobierno de la Universidad de La Habana, el establecimiento del cogobierno de Profesores y estudiantes y la creación de Juntas de Gobierno en las Facultades, en sustitución de los Decanatos.

Los Profesores declarados en rebeldía fueron suspendidos de empleo y sueldo y se les inició expediente de separación. Entre ellos se encontraban cuatro de los siete que integraban la cátedra de Anatomía e Histología Patológicas. Un mes después, el 13 de septiembre, son nombrados para cubrir las plazas vacantes como Profesores contratados, por concurso, los doctores Zoilo Marinello e Hilario Gómez Barry y poco después el doctor Israel Borrajero Martínez, tres de los grandes maestros de las ciencias patológicas en Cuba durante el período revolucionario.

La especialidad de Anatomía Patológica antes de 1959 tenía un desarrollo muy limitado en el país, reflejando la estructura y funcionamiento deficientes del organismo al que correspondía la atención de la salud pública en esta etapa. Existían en todo el país trece departamentos o laboratorios de Anatomía Patológica, diez en La Habana y uno en cada una de las capitales de las provincias de Villa Clara, Camagüey y Santiago de Cuba. La mayoría de estos departamentos se crearon en los hospitales construidos entre 1920 y 1950. El más antiguo de todos es el departamento de Anatomía Patológica del Hospital "Calixto García" con sede en el Pabellón Gordon de dicha institución, que data de finales del siglo XIX.

En 1958 ejercían como patólogos 26 profesionales, casi todos de formación autodidacta, pues no existía un sistema de especialización estructurado como tal en el país. El personal técnico estaba formado por 22 trabajadores, también de origen empírico, pues no había cursos organizados para su formación. Tal es la situación que heredan estos tres Profesores al asumir los puestos abandonados por los desertores.

A partir de 1959 con la estructuración y desarrollo de un Sistema Nacional de Salud, la Anatomía Patológica comenzó a ser valorada como una actividad médica importante en el trabajo hospitalario y también en la labor docente en sus diferentes niveles. El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) asesorado por los patólogos, creó y desarrolló, sobre todo en las provincias, nuevos departamentos de Anatomía Patológica, con la ubicación de personal médico y técnico y los correspondientes programas para su formación.

El trabajo de la Especialidad creció extraordinariamente con la creación de nuevos departamentos y hospitales en este periodo. En la actividad quirúrgica se estableció a nivel nacional el estudio anatomopatológico sistemático de todo órgano o tejido extirpado para su confirmación diagnóstica y pronóstico. Con este fin se constituyeron los Comités de Evaluación de Intervenciones Quirúrgicas formados por patólogos y cirujanos, quienes realizan la evaluación de cada intervención quirúrgica. De igual forma se estableció el estudio sistemático de las biopsias en cortes por congelación, para cada intervención quirúrgica que lo requiera, en todos los hospitales con departamento de Anatomía Patológica.

El índice de autopsias creció progresivamente en todos los hospitales y se crearon los Comités de Análisis de la Mortalidad para la discusión exhaustiva de todos los fallecidos. El número creciente de autopsias se lleva a cabo con protocolos, descripción detallada, conclusiones y correlación clínico-patológica, en proporción de un 40% en adultos, y un 95-100% en patología perinatal y pediátrica. El trabajo citológico creció extraordinariamente con el establecimiento en 1967 del Programa Nacional para la Detección Precoz del Cáncer Cérvico-Uterino.

A partir de 1962, por resolución del MINSAP se inició oficialmente en La Habana la especialización en Anatomía Patológica, con un programa inicial de tres años de duración. A partir de 1986 se concluyó el nuevo programa de la residencia de cuatro años de duración, al que se incorporaron nuevos contenidos y que aún se encuentra vigente en todo el país.

Con la implantación del nuevo plan de estudios de Medicina y los requerimientos metodológicos vigentes, la docencia de pre-grado de Anatomía Patológica ocupa el 50% del fondo de tiempo de la inmensa mayoría de los especialistas, quienes además han asumido la docencia de otras materias como Anatomía Humana, Histología, Embriología y Medicina Legal cuando no ha existido el personal docente para impartirlas. En los últimos años los patólogos también han asumido la docencia de la especialidad en la Facultad de Estomatología y la carrera de Licenciatura de Enfermería.

A partir de 1968, de acuerdo con la política del país referente a la colaboración internacional y la ayuda a países necesitados de ella, especialistas y técnicos de Anatomía Patológica han participado en estas tareas.

En 1969 se constituyó oficialmente el Grupo Nacional de Anatomía Patológica. Su función consiste en asesorar al MINSAP con relación al trabajo anatomopatológico. Este grupo ha propiciado el intercambio de ideas y experiencias entre los patólogos a través de actividades científicas. Se crearon los Grupos Provinciales y las Secciones de Patología Pediátrica y Biología Molecular.

En 1985 se crea el Centro Nacional de Referencia de Anatomía Patológica como una necesidad del desarrollo cualitativo de la especialidad. Uno de sus objetivos principales es el de servir de centro de consultas para cualquier patólogo del país, independientemente de su ubicación o nivel de calificación. Además, el Centro constituye un sitio ideal para el adiestramiento de personal médico y técnico en las modernas técnicas de la especialidad, y un vehículo para la extensión de esas tecnologías al resto de los hospitales y provincias del país.

Cuba ha estado representada en eventos nacionales e internacionales por anatomopatólogos cuyo nivel científico y técnico les ha permitido el intercambio de experiencias con especialistas de países desarrollados, así como establecer vínculos estables con éstos y con las sociedades correspondientes de esos países. Otras formas de superación las han constituido los entrenamientos y becas en el exterior para el personal profesional y técnico.

Otros momentos históricos en el desarrollo de la Anatomía Patológica en Cuba han sido la instalación del primer microscopio electrónico en 1963, en el que posteriormente seria el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, bajo la dirección de Profesor Zoilo Marinello Vidaurreta. También en dicha institución se confecciona, aplica y desarrolla el Primer Registro Nacional del Cáncer y el Programa para el Diagnóstico Precoz del Cáncer Cérvico-uterino, al cual se suma, diez años después, el del cáncer mamario facilitado con la introducción de la mamografía.

Se introdujo en la práctica clínica la microscopía electrónica para precisar el diagnóstico diferencial de tumores de partes blandas y se extendió el servicio a otras afecciones neurológicas no tumorales. Se aplicaron técnicas de histoquímica a diferentes investigaciones, entre ellas la tinción de la plata amoniacal en el diagnóstico de la Enfermedad de Hodgkin.

Hoy en día, a pesar de que por problemas económicos no contamos con todos los últimos adelantos de la ciencia para aplicarlos al diagnóstico, nuestros patólogos aprovechan todas las oportunidades para superarse teóricamente, tal como estos congresos virtuales.

PATÓLOGOS EN CUBA
Distribución por provincias

Patólogos en CubaPatólogos en Cuba
Patólogos en CubaPatólogos en Cuba

 

Inicio